La historia del hombre que vendió su alma al diablo, José Ignacio Chopitea

Se conocen muchas historias de Chopitea, pero la principal es que él era un vendedor de baratijas y vivía en las afueras de Laredo.

Una mañana vió a una hermosa joven, la cual la cautivó por completo; decidiendose ir a hablar con sus padres para frecuentarla y llevar una relación seria.

Su padre se opuso a este hecho, porque CHOPITEA era una persona humilde, de bajos recursos económicos.

Desde ese momento todos los domingos iba al parque después de misa para verla pasar.

Una tarde se le apareció un hombre, con grandes bigotes y una voz muy gruesa.

-¿Qué te sucede José Ignacio?, le preguntó

CHOPITEA se sorprendió a que este señor sepa su nombre, pero no le dio mucha importancia.

-El amor, le respondió

-Pues, yo te podría dar todo lo que necesitas; el amor , las mejores haciendas de Trujillo, etc.

-Eso es imposible, contestó sonriendo

-Nada es imposible para el diablo... dime lo que deseas y te lo daré.Pero ya sabes... luego me darás tu alma

Fue de ese modo que comenzó con su vida oscura, llena de misterios y engaños.

Días después José Ignacio compró una hermosa huerta con una mansión de muchas habitaciones, caballos de paso, contrató los servicios de criados y poco a poco se fue haciendo dueño de casi todas las tierras de Laredo con la que fundó su propia hacienda.

No solo obtuvo el amor de su amada, sino miles de monedas de oro...

Pero los años pasaban y temía a que el diablo venga por su alma. Es por eso mandó construir en el cementerio Miraflores de Trujillo un enorme mausoleo con mármol de Carrara y gruesas cadenas a su alrededor y en el frontis una enorme cruz para que el diablo no pudiera ingresar y apoderarse de su alma.
El mausoleo hasta ahora existe, pero ya no las cadenas ni las puertas de bronce. Tan sólo queda la enorme cruz que aún protege el alma de José Ignacio Chopitea...

Pero después de su muerte, el diablo vino por él y se lo llevó al más allá...